La ONU es contundente al catalogar a la “basura electrónica” como plaga, por todos los impactos negativos que se producen tanto para la salud de las personas como para el medioambiente al no tratar correctamente los aparatos eléctricos y electrónicos al final de su vida útil.
Si a las técnicas de producción basadas en la obsolescencia programada le unimos prácticas de consumismo basadas en modas en vez de en prestaciones ajustadas o de necesidad real, entre otras, podemos comprobar cómo cientos de miles de aparatos se desechan a nivel mundial contribuyendo a que el problema de la basura electrónica vaya in crescendo, sobre todo porque estudios recientes afirman con rotundidad que de un volumen total aproximado de 50 millones de toneladas de residuos eléctricos y electrónicos que se producen anualmente a nivel mundial, tan solo un 20% se gestionan correctamente y el resto o bien acaban en vertederos no controlados o bien en canales de “reciclaje” al margen de las legislaciones vigentes de los estados como pueden ser la exportaciones ilegales.
Materiales peligrosos en aparatos electrónicos
La peligrosidad de la basura electrónica no radicará sólo en el aparato en sí mismo considerado sino también en los componentes peligrosos que contienen tales como las pilas y baterías, el cadmio, el plomo, el mercurio, productos químicos ignífugos y ácidos corrosivos, entre otros, que se utilizan en su fabricación, por no hablar de la cantidad ingente de recursos finitos (oro, plata, neodimio, tantalio, Tierras Raras y otros metales estratégicos) que no se podrán recuperar mediante técnicas de minería urbana en plantas de tratamiento autorizadas, impidiendo por tanto su reintroducción en los procesos de producción en calidad de materia prima en grado secundario y a título de ejemplo, sirva el estudio que calcula que el oro no aprovechado de los residuos electrónicos no gestionados correctamente en el mundo equivale a un 11% de la cantidad total que se extrae de este metal al año).
Programas como el potenciar la preparación para la reutilización y la comercialización de aparatos reacondicionados, entre otras, son medidas que se contempla implementar en la UE, pero que de por sí solas resultarán estériles si no se rodean por ejemplo, de acciones contundentes contra la puesta en el mercado sin la obligatoria declaración por parte del fabricante o del importador, el vertido incontrolado o la exportación ilegal.
Reutilización y la comercialización de aparatos reacondicionados
Programas como el potenciar la preparación para la reutilización y la comercialización de aparatos reacondicionados, entre otras, son medidas que se contempla implementar en la UE, pero que de por sí solas resultarán estériles si no se rodean por ejemplo, de acciones contundentes contra la puesta en el mercado sin la obligatoria declaración por parte del fabricante o del importador, el vertido incontrolado o la exportación ilegal.
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